Testimonio: Marzo 2020
Soy J., tengo 25 años, y comencé mi tricotilomanía hace más o menos 10 años. Durante todo este tiempo nunca nadie notó que me sacaba el pelo.
Soy una persona muy extrovertida, y nadie pensó que podía estar sufriendo algo como esto.
Mentí en innumerables ocasiones cuando me preguntaban por qué se me caía tanto el pelo, o cuando alguien notaba algunos de mis pelones en la cabeza.
Durante más de 10 años me llevé esto yo sola, ocultándolo y mintiendo. Con una vergüenza horrible que me impedía confesarle a alguien mi tan guardado secreto.
En todo este tiempo jamás fui a una peluquería, jamás me corté el pelo, jamás permití que me acariciaran el pelo. Todos mis cercanos sabían cuánto me molestaba que me lo tocaran.
Pensé tantas veces en pedir ayuda, pensaba hasta en qué palabras usar para contarle a mi mamá y así ella me pudiera ayudar, pero no lo lograba.
Viví casi dos años en pareja, a quién se lo oculte a tal punto que escondía mis pelos para que él no los viera.
Siento que me torturé por más de 10 años, sola, sumida en mi tricotilomanía y siempre preguntándome ¿por qué me fue a pasar esto a mi?.
A raíz del término con mi pareja, ahogada en una pena horrible, le confesé a mi mamá mi gran y oculto secreto.
Fue la liberación más grande que he tenido en la vida. Mi mamá me escuchó asombrada y con mucha pena por no haberse dado cuenta antes. Le pedí que por favor me ayudara, que ya no podía más, le mostré mi cabeza y no podía contener el llanto.
En ese momento nos pusimos a buscar ayuda y llegamos a Nuevo Norte.
Recién ahí me di cuenta que no era la única persona en el mundo con este problema, y que había gente que sí me podía ayudar.
En Nuevo Norte me enseñaron a controlar mi compulsión con algo tan simple como contarle a la gente que yo quisiera mi problema, contar cuando tuviera ganas de sacarme el pelo.
Fue muy sanador el poder contarle a mis personas cercanas lo que me pasaba, a las cuales en muchas ocasiones les mentí. Sentí apoyo absoluto de cada una de las personas a las que les confíe mi gran secreto. Nadie me trató de loca como tantas veces pensé, nadie me juzgó.
Solo sí todos coincidían en por qué no lo dije antes. Esa creo que es una pregunta que no tiene respuesta. Fue simplemente ahora el momento de pedir ayuda.
Desde el día que pisé la consulta no me volví a sacar ni un pelo, es
impresionante el cambio que he tenido. Me siento más segura, me pude cortar el pelo, dejo que me toquen o acaricien sin vergüenza. Pude volver a hacer cosas tan simples como dejarme el pelo suelto.
Sé que puedo tener recaídas, también fue parte de lo que me explicaron. Pero como me siento más segura y apoyada, miro el futuro con esperanza y estoy cada vez mas convencida de que nunca más me volveré a sentir como me sentía antes.