tricotilomania
La Tricotilomanía está descrita en todos los manuales diagnósticos como parte de los Tr Ansiedad, específicamente como un TOC (Tr Obsesivo Compulsivo). Cumple con algunos de estos criterios, como son las ideas repetitivas en torno a sacarse el pelo, ideas que generan ansiedad y angustia en las personas que las padecen. Y también el acto mismo de tocarlo, tirarlo o cortarlo, que muchas veces es visto como un ritual que alivia la ansiedad experimentada.
Sin embargo, y en base a nuestra experiencia clínica trabajando con pacientes con Tricotilomanía, es posible observar que muchos de los elementos que rodean el tirarse el pelo, se relacionan directamente con aquellos observados en una adicción. Es así como muchas/os pacientes, especialmente las más adultas (que llevan muchos años sacándose el pelo o las cejas/pestañas) relatan un deseo muy fuerte, vivido en su momento como incontrolable, que las lleva a tirarse el pelo a pesar de las consecuencias negativas de la conducta. Deseo que las hace sacarse el pelo durante largos períodos de tiempo, deteniéndose sólo cuando toman consciencia de la cantidad de pelo extraído. Esto produce mucha angustia y desesperación en las personas al «sentirse presas» de una conducta que tiene mucha fuerza, que no se quiere repetir, y a la vez sienten que no pueden parar.
Desde este punto de vista, y al igual que en una adicción, las/os pacientes habitualmente se encuentran sumidas en la desesperanza de que nada podrán hacer para frenar la conducta, y por lo mismo les cuesta mucho buscar ayuda. Es así como los familiares y/o parejas tienen un rol muy importante en dicha búsqueda de ayuda, debido a que muchas veces son quienes tienen la fuerza necesaria para movilizar el inicio de un proceso de recuperación.
Soy la mamá de una niña de 8 años, de los cuales lleva 2 sacándose las pestañas. Si bien partió como algo leve, que pensamos que se trataba de alguna alergia, con el tiempo nos dimos cuenta de que era ella la que se las sacaba.
Lo lógico es contar su historia en estas breves palabras, sin embargo decidí escribir la nuestra como papás, para que ojalá otros papás que estén pasando por algo similar a lo vivido por nosotros, se puedan sentir más acompañados y con esperanza. Tenemos 2 hijos más además de T., pero lo que hemos vivido con ella y su tricotilomanía no tiene comparación con nada conocido por nosotros. Es una bipolaridad terrible, una mezcla de sentimientos que uno vive desde el día en que descubres que es ella la que se saca las pestañas. Te sientes culpable, te da rabia, te da pena, sientes preocupación de que algo le debe pasar y por eso se agrede de esta manera, otros también te lo dicen, haces compromisos con ella, le prometes regalos si deja de hacerlo y todo dura un par de días y volvemos a lo mismo.
Dentro de la desesperación, y buscando a alguien que nos pudiera ayudar, conocimos Nuevo Norte. Ellos nos han ayudado mucho a saber más respecto a la tricotilomanía, qué es, cómo funciona en niños pequeños, qué debemos esperar, y que no y qué tipo de tratamiento debemos seguir. Ha sido una tremenda ayuda principalmente porque nos han ayudado a hacer más contacto con nuestra hija, con lo que ella siente y vive diariamente, con saber que es algo que ella no quiere hacer, que la avergüenza y al mismo tiempo le da mucho placer y relajo.
Durante este tiempo de terapia, hemos avanzado y hemos retrocedido, sin embargo creemos que lo más importante es que vamos acompañados, abordando el problema guiados por profesionales y principalmente en familia. Todos formamos parte de la terapia, tanto T. como nosotros como papás. En este proceso hemos podido sentir que sí podemos hacer algo por ella, que podemos ayudarla y acompañarla a que no se sienta sola, que entendemos lo que le pasa y que juntos estamos construyendo -“en familia”- el camino de salida.
Durante la pandemia, y por lo tanto en contexto de cuarentena, las consultas por tricotilomanía han aumentado muchísimo. El pasar más tiempo en la casa ha provocado, en muchas personas, que la conducta de sacarse el pelo tenga más espacio para producirse, generando grandes costos emocionales y físicos a quienes la padecen.
A raíz de lo mismo, dejamos este link de un reportaje que nos hizo Revista Paula, donde se habla justamente de la tricotilomanía en el contexto de la cuarentena, y cómo poder abordarla terapéuticamente desde el enfoque de Nuevo Norte Tricotilomanía.
https://www.latercera.com/paula/vivir-sacandose-el-pelo-un-problema-silencioso-durante-la-pandemia/
J. tiene siete años. Es una niña muy alegre, divertida, dulce y regalona.
A mediados de este año y en pleno peack de la pandemia, empecé a notar nudos de pelo en el suelo.
Al principio me llamó la atención, pero no le di importancia, porque a veces a uno se hacen nudos en el pelo y tiende a desenredarlos con los dedos. Pero un día que ella venía llegando de unos días donde su abuela, la recibí y noté un pelón. Un cintillo de ausencia de pelo, al lado izquierdo. Eso encendió en mi todas las alarmas, pero no conseguía hablar con J., no conseguía llegar a ella y ayudarla. Fue una situación muy angustiante para ambas, porque ella, pequeñita, sentía culpa de no saber por qué lo hacía y por qué no podía dejar de hacerlo.
Fue así como buscando ayuda, llegué a www.tricotilomaniachile.cl y de inmediato supe que era el lugar correcto. Hasta entonces, ni siquiera sabía que lo que le pasaba a mi hijita tenía un nombre, pero encontrarlos me ayudó primero a entender que no estábamos solas y sobre todo, saber que esto tenía solución.
De inmediato se pusieron en contacto conmigo y me explicaron que el caso de J. tenía muy buen pronóstico, lo que me dejó mucho más tranquila y a mi hija también. Comenzamos el tratamiento y de inmediato sentimos el apoyo y contención de los profesionales y eso se tradujo en un alivio y descompresión en ella y nuestro entorno familiar, que hasta entonces era muy tenso.
Descubrimos qué era lo que aquejaba a nuestra niña (la pandemia, los muertos a diario y el miedo, fueron el cuadro de stress agudo que la llevó a sacarse el pelo y que ella, por su corta edad y profunda sensibilidad, no pudo procesar mejor) y comenzamos a tratar su tema como una compulsión.
Ese enfoque y el gran interés, cariño y buen trato hacia ella de parte del equipo fueron los que en gran parte sanaron a J.
Hoy ella está increíblemente bien. Mejoró sorprendentemente y más rápido de lo que pensamos. Ya ni siquiera recuerda que hasta hace poco se sacaba el pelito. Y además, todos pudimos descansar de esta preocupación y angustia constante y estamos claros y tranquilos sobre qué hacer para ayudarla en caso de que lo necesite.
No hay ningún misterio ni secretos mágicos. Solo se trata de seguir las instrucciones de los psicólogos al pie de la letra y todo tiene solución.
Infinitamente agradecidos. J., B. y F.
Soy J., tengo 25 años, y comencé mi tricotilomanía hace más o menos 10 años. Durante todo este tiempo nunca nadie notó que me sacaba el pelo.
Soy una persona muy extrovertida, y nadie pensó que podía estar sufriendo algo como esto.
Mentí en innumerables ocasiones cuando me preguntaban por qué se me caía tanto el pelo, o cuando alguien notaba algunos de mis pelones en la cabeza.
Durante más de 10 años me llevé esto yo sola, ocultándolo y mintiendo. Con una vergüenza horrible que me impedía confesarle a alguien mi tan guardado secreto.
En todo este tiempo jamás fui a una peluquería, jamás me corté el pelo, jamás permití que me acariciaran el pelo. Todos mis cercanos sabían cuánto me molestaba que me lo tocaran.
Pensé tantas veces en pedir ayuda, pensaba hasta en qué palabras usar para contarle a mi mamá y así ella me pudiera ayudar, pero no lo lograba.
Viví casi dos años en pareja, a quién se lo oculte a tal punto que escondía mis pelos para que él no los viera.
Siento que me torturé por más de 10 años, sola, sumida en mi tricotilomanía y siempre preguntándome ¿por qué me fue a pasar esto a mi?.
A raíz del término con mi pareja, ahogada en una pena horrible, le confesé a mi mamá mi gran y oculto secreto.
Fue la liberación más grande que he tenido en la vida. Mi mamá me escuchó asombrada y con mucha pena por no haberse dado cuenta antes. Le pedí que por favor me ayudara, que ya no podía más, le mostré mi cabeza y no podía contener el llanto.
En ese momento nos pusimos a buscar ayuda y llegamos a Nuevo Norte.
Recién ahí me di cuenta que no era la única persona en el mundo con este problema, y que había gente que sí me podía ayudar.
En Nuevo Norte me enseñaron a controlar mi compulsión con algo tan simple como contarle a la gente que yo quisiera mi problema, contar cuando tuviera ganas de sacarme el pelo.
Fue muy sanador el poder contarle a mis personas cercanas lo que me pasaba, a las cuales en muchas ocasiones les mentí. Sentí apoyo absoluto de cada una de las personas a las que les confíe mi gran secreto. Nadie me trató de loca como tantas veces pensé, nadie me juzgó.
Solo sí todos coincidían en por qué no lo dije antes. Esa creo que es una pregunta que no tiene respuesta. Fue simplemente ahora el momento de pedir ayuda.
Desde el día que pisé la consulta no me volví a sacar ni un pelo, es
impresionante el cambio que he tenido. Me siento más segura, me pude cortar el pelo, dejo que me toquen o acaricien sin vergüenza. Pude volver a hacer cosas tan simples como dejarme el pelo suelto.
Sé que puedo tener recaídas, también fue parte de lo que me explicaron. Pero como me siento más segura y apoyada, miro el futuro con esperanza y estoy cada vez mas convencida de que nunca más me volveré a sentir como me sentía antes.
La tricotilomanía es una conducta que en su inicio puede estar asociada a algún evento traumático, como puede también no estarlo. Cuando existe, suele ser un evento de alta intensidad emocional que ayuda a entender que la persona, en el afán de aliviarse, empiece a realizar diversas acciones que le ayuden a enfrentarlo. Una de ellas sacarse el pelo.
Sin embargo esta conducta que parte muy sutilmente presentándose, de a poco se vuelve más intensa. En general sacarse el pelo provoca una sensación placentera en quien lo realiza. Esta sensación de placer es lo que poco a poco, va reforzando la conducta y aumentando su frecuencia.
El sacarse el pelo se instala en las personas como un ritual, siguiendo un patrón bastante similar en la mayoría de los casos. Es una conducta que suele ocurrir en soledad, habitualmente en momentos de ocio. No en momentos de angustia o depresión como se suele pensar. Se usan los dedos de una o ambas manos con los que se realiza una pinza. En otros momentos (pero los menos), se puede utilizar algún elemento externo, como una pinza metálica. Se buscan pelos gruesos, o pelos cortos recién en crecimiento, o canas, y el resultado es siempre el mismo. Ir agrandando la zona en la que se van sacando el pelo, lo que implica empezar a tener pelones en distintos lugares de la cabeza. También en otras zonas de la cara, como cejas y pestañas.
En la gran mayoría de las personas, la conducta se presenta de forma bastante automática, sin que se den tanta cuenta de lo que está ocurriendo. Sin embargo, al tomar consciencia de lo ocurrido, invade una sensación de angustia y depresión por no poder manejar una conducta que se vive como muy incontrolable y extraña.
Por lo mismo, al generar dolor y vergüenza, se suele vivir silenciosamente y a escondidas de familiares y amigos. Esto último, uno de los grandes obstáculos de la mejoría.
Este es nuestro testimonio: somos los
padres de una adolescente con tricotilomanía desde los 10 años. A sus 15 años llegamos a la consulta, actualmente tiene 17 años.
Ha sido un largo recorrido, partiendo por pediatras, luego dermatólogos, psiquiatras y psicólogos, varias terapias alternativas, yoga, meditación, etc. En todas las instancias los resultados han sido malos o muy pobres, con el consiguiente sentimiento de desesperación e impotencia que nos invadía, al estar frente a una situación que hasta ese momento no tenía salida… cada día que pasaba veíamos cómo nuestra hija, la menor y más regalona de nuestros hijos, sufría y se iba aislando cada vez más. Es así como por casualidad y casi agotando la última esperanza llegamos a la página web de Tricotilomanía chile.
A los 11 años, y después de una niñez a nuestros ojos completamente normal, con un hogar bien constituido, con padres y hermanos cercanos y preocupados, sin razón aparente la menor de nuestros hijos comienza a sacarse el pelo. Al principio mi señora notó por casualidad que nuestra hija tenía un pequeño pelón en la zona lateral de la cabeza, un poco más arriba de la oreja. Era una pequeña zona muy acotada, que en ese momento tenía el tamaño de una moneda de 100 pesos.
La verdad es que al principio no le dimos mucha importancia, a pesar de que nos pareció raro y por eso decidimos consultar igual. Ella nos decía que no sabía qué le había pasado entonces pensamos en alguna alergia o algo así. Pero fue pasando el tiempo y cada vez veíamos cómo este pelón empezó a crecer y ya no sólo había crecido en tamaño, sino que se había empezado a irradiar a otras zonas como las cejas, las que estaban cada vez más peladas. En ese momento enfrentamos uno de los momentos más difíciles de nuestra vida, cuando nuestra hija nos confiesa con mucha angustia que era ella quien se sacaba el pelo, que no se le caía como nosotros creíamos, diciéndonos además que sentía que no podía parar de hacerlo.
Se nos cayó el mundo… realmente no podíamos entenderla … era demasiado raro pensar que fuera ella la que “voluntariamente” se estuviera haciendo ese daño… Nos sentimos culpables, pero al mismo tiempo con rabia cuando la veíamos que se seguía sacando el pelo, … sentíamos confusión e impotencia… ahí empezó nuestro periplo por miles de intentos de tratamiento cuyos malos resultados nos hundían cada vez más… y peor aún a ella…
Hoy después de casi 1 año y medio de tratamiento, los resultados han sido impensadamente positivos… ha sido un alivio muy grande entender – cómo padres – de qué se trata la tricotilomanía, y saber que nosotros como familia sí podemos ser una gran ayuda para que ella se deje de sacar el pelo… fue muy importante y aliviante entender que esto no es algo voluntario, que no es ella la que voluntariamente quiere hacerse daño, lo que ha permitido también que no nos enojemos cuando ella tiene recaídas, lo que a su vez permite que ella no se angustie en esos momentos, sino que justamente se sienta apoyada.
¿Estamos tranquilos? No completamente, porque la tricotilomanía es un tema del que como padres estamos pendientes todo el tiempo, pero hemos tenido avances increíbles, que nos llenan de esperanza y que nos hacen seguir avanzando. Ahora sabemos de qué se trata la tricotilomanía y que nosotros – los que más la queremos – podemos ayudarla.
En un tratamiento de tricotilomanía, muchas veces son los familiares de los pacientes quienes se movilizan en búsqueda de información o de nuevas alternativas de tratamiento. Es así como la primera consulta muchas veces es sólo con los familiares del paciente, sin que éste último asista.
En muchos casos existe desesperanza en los pacientes, debido a que han hecho un largo recorrido por distintos tipos de profesionales, obteniendo en general pobres resultados.
Al momento de la llegada a la consulta, la mayoría de los pacientes comentan que han seguido un esquema de tratamiento bastante similar. Este ha consistido básicamente en seguir un tratamiento farmacológico, que puede o no ir acompañado de terapia psicológica.
En general la medicación ha tenido buenos resultados en el ánimo pero no en la evitación de la conducta de sacarse el pelo. Lo mismo ocurre en las diversas terapias psicológicas a las que los pacientes han asistido. Estas, tienden a centrarse en entender las causas del problema, más que en frenarla. Muchas veces también se han intentado distintos tipos de terapias alternativas, pero nada que haya logrado el objetivo de dejar de sacarse el pelo.
Debido a lo anterior, en una primera consulta es fundamental lograr transmitir a los pacientes una visión clara de lo que es la tricotilomanía y de los elementos para que el tratamiento sea exitoso.
Es así como la primera consulta suele ser una instancia muy valiosa para los pacientes.
En ella logran entender mejor un diagnóstico con el que conviven hace muchos años, pero del que saben muy poco. Lo anterior por una parte alivia, al entender mejor la situación, y por otra parte ayuda a tomar las riendas de problema.
Testimonio paciente
http://tricotilomaniachile.cl/testimonio-de-una-paciente-con-tricotilomania/